Estadísticas señalan que más de 76 % de personas con acceso a internet han sido, o
son, consumidores frecuentes de pornografía
En el año 2023, México ocupó el tercer lugar mundial en consumo de pornografía, según
datos de uno de los sitios para adultos más populares en internet. Muchos de estos
consumidores —en su mayoría hombres— comienzan a visitar sitios pornográficos a
partir de los 11 años de edad y lo continúan consumiendo de manera frecuente hasta los
37 años.
Diversas investigaciones afirman que un consumo frecuente de estos contenidos
explícitos puede generar diversas afectaciones, ya sea de manera neurológica o social.
¿Por qué los jóvenes/menores de edad se interesan por la pornografía?
En el ámbito social, hombres y mujeres consumidores de pornografía encuentran en
dichos contenidos una forma explícita de “saciar” la hipersexualidad que se ha ido
intensificando con el paso de los años en nuestra sociedad: “Antes era común que la
censura invadiera hasta las obras de arte; ahora, con un simple clic los jóvenes pueden
disfrutar imágenes y contenidos eróticos sumamente explícitos; es una manera de saciar
un deseo reprimido que los medios de comunicación, la publicidad y hasta las canciones
que reproducimos tienen de connotaciones sexuales”, señaló el jefe del Laboratorio de
Estudios sobre Violencia, del Departamento de Sociología del Centro Universitario de
Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), doctor David Coronado.
En el cerebro, sin embargo, ocurren diversos procesos que generan esta adicción; entre
ellos, la generación de dopamina derivada del placer, misma que no es dañina cuando
se genera de manera natural. “Esta adicción podría compararse con la del consumo y
dependencia de cualquier sustancia”, refirió el maestro Gerardo Mercado López,
profesor de la maestría en Neurociencias de las Adicciones, del Centro Universitario de
Ciencias de la Salud (CUCS).
Riesgos de la adicción
Según estos expertos, la visualización en exceso de estos contenidos gráficos puede
generar en el espectador depresión, ansiedad, estrés y disociaciones cognitivas con la
realidad: “Igual que cualquier adicción, genera en la persona una dependencia que lo va
a alejar de sus funciones, de su trabajo, amigos, familia; lo va a ir aislando hasta
convertirlo en una persona con alta tendencia a la soledad, propiciando alteraciones
emocionales”, detalló Mercado López.
Mientras tanto, en el ámbito social se ha visualizado que los adictos a la pornografía
presentan problemas de interacción social con su pareja y con su entorno. Además,
físicamente se presentan daños físicos como disfunción eréctil, problemas de excitación,
incapacidad para conseguir el orgasmo, etcétera, agregó Coronado.
¿Cómo tratar una adicción a la pornografía?
Ambos investigadores de la Universidad de Guadalajara (UdeG) coincidieron en la
creación de políticas públicas que propicien entornos óptimos para los mayores de edad,
como sucede en muchos países donde el acceso a estos contenidos está restringido
para mayores de 16 años.
“La accesibilidad al mundo digital nos convierte a todos en fáciles consumidores de todo
tipo de pornografía; sin embargo, con una conciencia más formada y un buen
asesoramiento podemos hacer que los jóvenes consuman con medida este tipo de
contenidos, de manera que no afecte su percepción social y no repercuta en él de
manera física o mental”, recalcó Coronado.
Existen diversas maneras de tratar esta adicción, mencionó Mercado López, entre las
más importantes destacan: la atención profesional con algún psicólogo, quien
posteriormente realizará una revisión del caso; el paciente habrá de someterse a una
especie de desintoxicación en la que no podrá tener acceso a su teléfono celular ni a
formatos impresos de pornografía; tendrá que dejar a un lado la masturbación y reforzar
sus vínculos cercanos para propiciar un acondicionamiento paulatino a sus actividades
diarias.