Aunque las juventudes tienen poco interés en los asuntos públicos se organizan
políticamente para transformar su entorno en causas sociales como derechos sexuales,
huertos urbanos o protestas contra la gentrificación
Con la irrupción de las redes sociales en la vida cotidiana, las juventudes retornaron
entre 2001 y 2021 a las propuestas de la política con desconfianza y desencanto, puesto
que los planteamientos no tocan sus intereses y en cada proceso electoral los usan
como botín político.
El doctor Igor González Aguirre, profesor del Departamento de Estudios sobre
Movimientos Sociales del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades
(CUCSH), presentó los resultados de la investigación “El retorno de lo público: juventud
y cultura política en Jalisco”, en el que explicó este desinterés por los asuntos públicos.
Estimó que el 80 % de la población juvenil no se interesa en los asuntos públicos y, en el
mismo porcentaje, desconfía en las instituciones políticas, que se reflejan en los grupos
de discusión que organiza con jóvenes.
“En las narrativas juveniles se encuentra precisamente el componente de desconfianza;
se produce un cierto desencanto porque, con respecto a la política, consideran que son
vistos y vistas por la clase política como una especie de botín útil durante las coyunturas
electorales durante los procesos de campaña”, informó.
Destacó la manera en cómo identificó el retorno a lo público de las y los jóvenes a través
de las redes sociales. “El proyecto se llama «El retorno de público» porque en las
últimas dos décadas hemos transitado de una especie de retorno a la idea de la
pospolítica, es decir, que ya se había agotado la política y fue cuando se incorporaron
las redes sociales en la producción de la vida social susceptible al escrutinio público, que
permite que se banalice y espectacularice”, acotó.
A partir del uso intensivo de las redes sociales, explicó, la gente joven tiene cada vez
más voz, conoce más de lo que ocurre, pero eso no significa más influencia. “Saben
quiénes son los candidatos, pero eso no necesariamente quiere decir que tienen mayor
voz o influencia, es decir, puedes decir lo que sea en redes sociales, expresarte de la
manera que quieres, pero no implica que la participación en redes es el medio más
importante donde las jóvenes y los jóvenes actúan políticamente”, declaró.
González Aguirre precisó que tanto la juventud y la esfera pública se han desarrollado
en las últimas dos décadas a través de tensiones autoritarias que no se desvanecen en
la supuesta transición democrática.
“Esa primera tensión entre una democracia todavía emergente y rasgos autoritarios que
todavía no terminan por desaparecer genera un escenario de alguna manera paradójico:
hay una mayor una conversación pública cada vez más politizada, incorporada por la
variable tecno digital y a la par la efervescencia política en la conversación pública”,
alertó.
Recordó la tensión entre el poder político y la juventud en marchas como la represión del
28 de mayo de 2004; durante la marcha “No+Violencia” de 2008; #YoSoy132 de 2012 y
las movilizaciones por los 43 estudiantes desaparecidos de La Normal de Ayotzinapa.
Precisó que las juventudes tienen poco interés en los asuntos públicos y partidistas, pero
se organizan políticamente para transformar su realidad en causas sociales como
derechos sexuales, huertos urbanos o protestas contra la gentrificación.
“Los jóvenes ponen de manifiesto su involucramiento en lo público, pero no transitan por
las vías que les ofrece el Estado, y esas son las más visibles, porque cotidianamente las
y los jóvenes se involucran en un montón de prácticas políticas”, concluyó.